Esta agenda, que recuerda las reformas del menemismo en los 90, ha comenzado a generar fuerte rechazo en el ámbito educativo y social. Carlos Torrendell, secretario de Educación, está detrás de la propuesta que busca poner un cupo máximo de estudiantes, limitando el acceso a quienes logren pasar un examen de finalización del secundario, que se convertiría en un filtro para determinar quién puede continuar sus estudios universitarios.

Desfinanciamiento y primeras derrotas políticas

El 23 de abril, el gobierno sufrió su primera gran derrota política con el rechazo a su veto sobre el financiamiento universitario. Pese a ese revés, el Ejecutivo parece decidido a avanzar con una reestructuración del sistema universitario, argumentando que las tasas de egreso en las universidades argentinas son "bajas". Según el gobierno, limitar el acceso y arancelar los estudios haría más "eficiente" el sistema.

Sin embargo, desde las universidades, las críticas no se hicieron esperar. "Hacer generalizaciones sobre las universidades sin tener en cuenta su contexto socioeconómico o su antigüedad es un error", expresó un especialista en educación consultado por La Política Online (LPO), quien también destacó el valor que tiene para un país subdesarrollado que los estudiantes, incluso sin graduarse, pasen por la universidad y adquieran conocimientos.

El modelo de los "préstamos de honor" y sus riesgos

Uno de los puntos más controvertidos es la idea de implementar "préstamos de honor", una modalidad que en países como Estados Unidos ha endeudado a los estudiantes durante décadas. En Chile, este modelo provocó en 2011 una crisis estudiantil que puso en jaque al gobierno de Sebastián Piñera, con masivas protestas en todo el país.

"En Argentina tenemos un sistema distinto, y no necesitamos importar problemas de otros países", afirmó una autoridad de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que rechazó la propuesta de desfinanciamiento y arancelamiento de las universidades públicas. Según esta fuente, el gasto por estudiante en Argentina es menor al de países como México, Brasil o Chile, pero a pesar de ello, "la UBA sigue siendo la mejor universidad de América Latina".

Un nuevo conflicto a la vista

Con una nueva marcha universitaria en el horizonte, el gobierno de Milei sigue firme en su negativa a aumentar el financiamiento para las universidades nacionales. La medida, que ya ha generado tensión entre estudiantes y autoridades universitarias, podría desencadenar otro revés político para el Ejecutivo, similar al que experimentó hace seis meses con el rechazo a su veto.

Por ahora, la comunidad universitaria se prepara para resistir las posibles reformas, mientras el gobierno avanza con su agenda, sin descartar un ajuste en el acceso y en los recursos destinados a la educación superior pública.

Fuente: La Vanguardia Noticias.